Esta entrada es muy
personal, con respecto a las anteriores. En ocasiones, se tiende a decir la
expresión “saliendo al paso” para indicar el fin de un(os) momento
desafortunado(s), con adversidades y continuar con la cotidianidad de la vida.
Ahora bien, los seres humanos tenemos defectos y virtudes para reflexionar,
equivocarse, ser asertivo y empático.
En cualquier relación
siempre ocurren altibajos por acción u omisión de una o ambas partes, se
generan problemas que puedan generar controversia y con una comunicación
fluida, sin prejuicios ni malas actitudes, se pueden solventar. Sin embargo,
¿qué ocurre cuando la gente se encarga de resaltar solamente los defectos de
sus semejantes sin reconocer ni un ápice de sus virtudes? Al solo centrarse en
los defectos, se generan disputas estériles y/o alejamientos de las personas.
Hay que aprender a convivir
con defectos y virtudes propias y ajenas, de lo contrario estaríamos aislados,
desmembrados de los diferentes círculos de socialización. Las controversias se
deben dirimir en un ambiente de justicia y respeto, donde las diferencias
personales no afecten los objetivos de cualquier institución – la familia, las
organizaciones con y sin fines de lucro – para que esta se fortalezca y
mantenga.
En ocasiones las personas
me llaman “imprudente” o “muy imprudente”, lo cual es válido. Sé reconocer mis
errores – es difícil, pero se hace – y aciertos. Mis respuestas en el pasado
eran de indignación absoluta, pero he aprendido en la vida que se debe saber usar
con moderación la imprudencia para resolución de conflictos. La gente es libre
de pensar y decir lo que quiera, eso sí, a pensar bien en las consecuencias de
lo pensado y expresado, evitando así incurrir en lo que se le critica a otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario