Manipular en el sentido
negativo aplica a esta acepción que menciona la Real Academia Española en el
siguiente enlace http://lema.rae.es/drae/?val=manipular:
“3. tr. Intervenir con medios hábiles y, a veces,
arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión
de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares”.
En
cualquier ámbito hay que estar atento a esta acepción, para evitar controversias
generadoras de conflictos innecesarios. El asumir la responsabilidad de las
acciones – buenas y malas – es un momento incómodo para cada quien, pero
necesario para resolver las dificultades que se presenten en el camino.
A
lo largo de la Historia, los problemas se generan por inconvenientes en la
comunicación, por ello hay que ser suficientemente cuidadoso en el uso de la
llamada telefónica, correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales
(Whatsapp, LinkedIn, otras) para que el emisor transmita datos que le brinden
información al cliente y este a su vez retroalimente.
Las
relaciones proveedor y cliente tienen por finalidad que el primero le brinde un
producto o servicio al segundo, en condiciones justas de atención, costo y
tiempo. Una omisión o error puede traer consecuencias en la gestión que el
proveedor le esté realizando al cliente, el cual es el centro y fin de una
relación comercial. Ambas partes son aliados en un fin común: mantener un flujo
de negocios de manera prolongada. Si alguna de las partes evita asumir sus
equivocaciones y/o responsabiliza a la otra, lo más sensato es terminar la
relación comercial. La decisión consciente de prescindir de un proveedor debe
justificarse en indicadores objetivos – la pérdida monetaria, tiempo de
respuesta - y acciones que impidan la fluidez dentro de la relación comercial.
Excusarse
y no enmendar los errores traerán como consecuencia problemas en la vida
profesional y personal de quienes actúen sin ética ni moral.
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