sábado, 22 de agosto de 2015

El Arte de Manipular

Manipular en el sentido negativo aplica a esta acepción que menciona la Real Academia Española en el siguiente enlace http://lema.rae.es/drae/?val=manipular: “3. tr. Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares”.

En cualquier ámbito hay que estar atento a esta acepción, para evitar controversias generadoras de conflictos innecesarios. El asumir la responsabilidad de las acciones – buenas y malas – es un momento incómodo para cada quien, pero necesario para resolver las dificultades que se presenten en el camino.

A lo largo de la Historia, los problemas se generan por inconvenientes en la comunicación, por ello hay que ser suficientemente cuidadoso en el uso de la llamada telefónica, correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales (Whatsapp, LinkedIn, otras) para que el emisor transmita datos que le brinden información al cliente y este a su vez retroalimente.

Las relaciones proveedor y cliente tienen por finalidad que el primero le brinde un producto o servicio al segundo, en condiciones justas de atención, costo y tiempo. Una omisión o error puede traer consecuencias en la gestión que el proveedor le esté realizando al cliente, el cual es el centro y fin de una relación comercial. Ambas partes son aliados en un fin común: mantener un flujo de negocios de manera prolongada. Si alguna de las partes evita asumir sus equivocaciones y/o responsabiliza a la otra, lo más sensato es terminar la relación comercial. La decisión consciente de prescindir de un proveedor debe justificarse en indicadores objetivos – la pérdida monetaria, tiempo de respuesta - y acciones que impidan la fluidez dentro de la relación comercial.

Excusarse y no enmendar los errores traerán como consecuencia problemas en la vida profesional y personal de quienes actúen sin ética ni moral. 

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