Venezuela, un país con más de novecientos
mil kilómetros cuadrados (900.000 km2), con un potencial
agropecuario, turístico, manufacturero, hidroeléctrico y en hidrocarburos, debe
repensarse como una Nación en la cual todos los ciudadanos tengas los mismos
deberes y derechos, las mismas oportunidades para el desarrollo de todas sus
capacidades en el ámbito personal y en el comunitario, en el marco del respeto
por el derecho de los demás y el de sí mismos.
En el país hay deseos de superación de
una ciudadanía cada vez más ávida de fuentes de empleo como emprendedores y
empleados, donde haya estabilidad socioeconómica para poder hacer frente a las
necesidades del día a día y realizarse. Hay un grupo en particular dentro de la
sociedad venezolana como el de las Amas de Casa, las cuales tienen más de un
(1) rol por desempeñar dentro y fuera de sus viviendas, entre ellos de
Administradoras del presupuesto familiar. Lo manejan con un criterio de
austeridad digno de respeto y admiración. Su secreto: saber jerarquizar las
necesidades de su entorno. También son excelentes negociadoras ante conflictos
dentro y fuera de sus hogares, en la continua búsqueda de la conciliación de
posiciones opuestas a través de puntos comunes que lleven adelante una solución
ante una problemática.
El mes de febrero de 2014 será recordado
como un mes de cambios en la forma de pensar, en la forma de cómo debemos
ponernos en el lugar del contrario y cómo convencer al contrario sobre nuestra
posición para sumarlo, a través de inquietudes comunes con las que se pueda
alcanzar acuerdos sólidos a lo largo del tiempo.
¿Cómo logramos ponernos en los zapatos
del contrario? Conversando sobre el día a día propio y del contrario, viendo
las semejanzas y diferencias sobre los problemas cotidianos tales como la
inseguridad, desabastecimiento, desempleo, carencia de los servicios públicos
elementales (salud, electricidad, agua potable, otros), sin caer en debates
estériles de cómo comenzó una coyuntura en particular. Posteriormente, se debe desarrollar
una secuencia de hechos evitando los adjetivos descalificativos, reconociendo
lo positivo y negativo en un período determinado de tiempo.
Hecho lo anterior, en el marco del
respeto y la fraternidad, se podrá convencer al contrario. Si se abre el
diálogo a quienes piensen distinto a cada quien, es posible unirlos en una
causa común. De continuar una polarización perjudicial para la ciudadanía,
Venezuela, seguirá en una especie de deriva, sin rumbo definido.
Ciertamente, el tema de la polarización es algo fatal a la hora de dialogar, de negociar y desde luego, de llegar a un acuerdo. Es realmente necesario pensar con claridad sin caer en sesgos pasionales que sólo fomenten las distancias y atornillen a las partes en sus posiciones. Es duro admitirlo, pero las polarizaciones sólo trae la inamovilidad del pensamiento.
ResponderEliminarAsí es, la polarización trae discordia y disminuye la capacidad de pensar racionalmente. Como dirían algunas Maestras: "Pongan a funcionar esas células grises". Gracias por la participación.
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