Han pasado poco más de cuatro meses y
medio desde mi última publicación. Han sido meses en los cuales el crecimiento
personal ha estado a la orden del día. Entre tantas dificultades en nuestra
nación, copié la iniciativa de unas amistades sobre publicar lo positivo que
viera en la rutina. Confieso fue complejo iniciar esa faena, donde tuve
críticas de gente cercana, que pensaba que yo había cambiado mi opinión sobre
los asuntos nacionales. Les resultó incoherente de parte mía buscar aspectos
positivos en la cotidianidad.
¿Es malo ver lo bueno dentro de las
dificultades? Eso es una interrogante que cada quien debe responder. En lo que
a mí respecta, mi respuesta es no, no es malo ver lo bueno dentro de las
dificultades. En ellas aprendemos a salir adelante, adquirimos y/o
desarrollamos herramientas para resolver problemas tales como el sentido de la
austeridad, el valor del esfuerzo, la solidaridad, la humildad, la puntualidad
y el cambio como constante en nuestras vidas.
¿Estoy aplicando el refrán de obviar la
realidad? La respuesta es no ya que se debe mantener la salud mental a pesar de
las distorsiones presentes en la cotidianidad. Existen hechos injustos en todos
los ámbitos que nos sobrepasan, que debemos tener presentes sin dejar de vivir
nuestras vidas. Los grandes cambios comienzan desde cada uno de nosotros, al
respetar las normas del buen hablante y buen oyente, de convivencia y las
leyes.
Cuando sacamos a pasear a nuestras
mascotas y estas hacen sus necesidades de orinar y pupar, los responsables de las
mascotas deben limpiarlas. ¿Qué ocurre en la actualidad? Muchos de ellos sacan las
mascotas a la calle, para que orinen y pupen en la vía pública, ocasionándose
daños en algunos ornamentos públicos y de edificaciones residenciales. Otro
ejemplo es la contaminación sónica: gente que realiza fiestas en sus viviendas
y mantienen la música a volumen excesivo toda la noche, irrespetando el
descanso de sus vecinos.
Los ciudadanos residentes en Venezuela
tenemos que reflexionar y corregir nuestro rumbo individual, aprendiendo a
vivir en armonía con nuestros vecinos y nuestra naturaleza, evitar quejarnos sin
aportar nada a favor de iniciativas positivas y ser agentes de cambios
positivos día a día. De esta forma, lograremos poder enrumbar al país por la
senda del desarrollo y progreso.
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