viernes, 26 de julio de 2013

La Mediocridad

Una característica que se ha hecho común en nuestra Venezuela es la mediocridad, en todos los ámbitos del quehacer nacional. La Real Academia Española define la palabra mediocre como: “(Del lat. mediocris). 1. adj. De calidad media. 2. adj. De poco mérito, tirando a malo”. ¿Cómo aplica esto en nuestro país? De múltiples maneras, desde la forma en cómo muchas personas se colean en las colas hasta la forma en la cual recibimos las respuestas de los servidores de la Administración Pública.

Al momento de ingresar a un establecimiento comercial, los consumidores se dirigen hacia los vendedores y estos realizan su labor con desmotivación (causado por múltiples causas), trayendo como consecuencia la prestación ineficiente del servicio. La misma situación sucede cuando acudimos a las oficinas públicas en los distintos niveles (nacional, estadal y municipal) a realizar una gestión y lo común es tener resultados insatisfactorios (diligencias sin resolver, desinformación, otros).

Así como se observa la prestación de un servicio, se aprecian también actitudes inadecuadas de los consumidores o usuarios, por diferentes causas: trampa (copiando o pagando a una tercera persona) al momento de presentar una evaluación o un trabajo de investigación, incumplimiento de los deberes de los Estudiantes – Docentes – Padres y Representantes en sus respectivos ámbitos,  negociaciones donde la norma “ganar – ganar” se incumple trayendo como consecuencia conflictos de intereses, la generación de rumores (difamación, injuria, otros) y la ausencia de transparencia en la rendición de cuentas.

¿Cómo se puede revertir esta situación? Educando desde el hogar sobre el valor al trabajo, respeto por los demás para respetarse a sí mismos, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de relaciones cordiales con nuestros semejantes. Los centros de poder en los sectores público y privado deben predicar con acciones y obras las buenas prácticas dentro de sus procesos, para educar a la ciudadanía. Es un camino arduo, lleno de dificultades, pero es la forma más adecuada para generar valor agregado en los distintos estratos socioeconómicos de nuestra sociedad.