sábado, 26 de marzo de 2016

Damas y Caballeros

El feminismo es una respuesta al machismo que ha imperado a lo largo de la Historia, que ha buscado la justa reivindicación de derechos de la mujer ante las leyes, quienes han sufrido siglos de patrones culturales en los cuales se les ha colocado exclusivamente solo con el rol de madre y esposa devota. El derecho al voto fue obtenido gradualmente desde finales del siglo XIX - Nueva Zelanda en 1893 - no como una concesión o complacencia hacia las demás, sino por la lucha emprendida por pioneras en diversos campos como el político, de negocios, universitario, laboral, otros. Por ejemplo, a lo largo del siglo XX, el voto femenino fue aprobado en Uruguay en 1927 y Venezuela en 1946. 

Las mujeres difícilmente podían elegir cómo sería su destino, que pensaran primero en sí mismas para poder salir adelante junto con su entorno más cercano. Durante las dos guerras mundiales, la mujer debió incorporarse al mercado de trabajo para sustituir las vacantes dejadas por los hombres que fueron a pelear al frente de batalla. Terminada la II Guerra Mundial, las mujeres pudieron incorporarse al mercado de trabajo, siempre sorteando obstáculos, teniendo doble jornada (en sus puestos de trabajo y en el hogar). Tener una vida familiar y laboral, conciliando los retos que ello implica, es complejo. El machismo ha sido defendido por mujeres y hombres, sin embargo muchos Países han emprendido reformas en ese sentido, para beneficiar la maternidad y reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres que trabajen en cargos de igual responsabilidad.

¿Qué sucede si la mujer tiene más beneficios ante la ley que el hombre? Se podría caer en desigualdad en sentido contrario, por ello siempre es necesario balancear las leyes para proteger a todos y no a un género específico, porque todos los seres humanos somos iguales ante la ley. Si bien es cierto existe la costumbre de aplicar el machismo en las relaciones sociales, en las cuales se puede obviar el respeto por el género femenino (acoso, abuso sexual, maltrato físico o psicológico), también puede ocurrir lo mismo en sentido opuesto.

La idea no es fomentar discusiones estériles, sino un debate reflexivo acerca del respeto que deben tener ambos géneros entre sí. En las relaciones de amistad, trabajo y de pareja, hombres y mujeres deben tomar en cuenta cómo colaborar sobre la base de lo justo, el respeto y la empatía. 

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